Fuente: Albert Figueras
Albert Figueras ( Instituto Catalán de Farmacologia ), publicó ésto hace unos 10 dias atrás. Cómo bien aduce al final, no es economista, pero ésto no le ha impedido reconocer en un hombre ( John Nash ), la figura de un hombre que dió vueltas la economía capitalista. Aún el propio sueño Keynesiano, que se suele citar cómo modelo a seguir. Más de lo mismo. Las teorias de Nash hoy se aplican incluso en bolsas de valores, mientras el discurso económico hacia fuera es del capitalismo salvaje, uno que ni el propio Ricardo o Adam Smith hubieran imaginado, pero si los sueños de de aquellos que aspiran a un Darwinismo Social, y al control de las poblaciones. Sus teorias sobre modelos cooperativos, junto a otros trabajos de Von Neumann, tiran por debajo 200 años de teoria económica y desmienten hasta el propio Adam Smith. Se gana más cooperando, que compitiendo. Y con el ejemplo de la " teoria del prisionero" lo demuestra. Aunque nada de ésto se enseñe hoy en escuela de economía alguna. Se llame liberal o socialista.
Gracias a Albert Figueras, por recordarnos a esta persona, que muchos conocen de una vieja pelicula que por estos lares se llamó en dar "una mente brillante". Y por poder disfrutar de la pelicula, dónde se hace una escasa y breve referencia a ésto.
Zondi se protegió del polvo con un aspaviento y los pequeños granos de arena se acomodaron entre los pliegues de su arrugada camisa de lino. ¿Cómo había vivido allí, todos aquellos malditos años antes? Sencillo: ignoraba que hubiera nada mejor.
Roger Smith, Diablos de polvo
En alguno de los viajes a Managua que realicé en el año 2003, estaba en el entrañable y veterano Hotel Estrella terminando de preparar la maleta y esperando la hora para tomar un taxi e irme al aeropuerto. Encendí el televisor, algo que no suelo hacer con frecuencia, y di con un canal donde estaba empezando una película. Se trataba de Una mente maravillosa, la historia del matemático John F. Nash, que recibió el premio Nobel de Economía en 1994, tras pasar por varias vicisitudes que incluyen una relación poco clara con los servicios secretos de los Estados Unidos y un complejo cuadro de esquizofrenia que, según sus propias palabras, sigue arrastrando hasta el día de hoy.
Aquél sabado en Managua, las primeras escenas de la película me llamaron la atención y estuve viéndola aproximadamente durante una hora. En aquél punto, el recepcionista me llamó para decirme que el taxi que había pedido estaba esperándome en la puerta, de modo que apagué el televisor pensando que la buscaría en el videoclub encuanto llegase a mi casa. Pasaron diez años hasta que Beatriz nos habló de esa película y ayer retomé lo que había interrumpido una década atrás. Naturalmente, vimos la película desde el inicio, y eso me permitió recuperar la historia y descubrir aspectos nuevos, como suele suceder cuando revisitas un lugar, relees un libro o vuelves a ver un filme.
Nash empezó a sobresalir en su carrera académica con algunas teorías sobre el juego no-cooperativo y lo que se conoce como el equilibrio de Nash. Hay una escena de la película donde los guionistas hacen que el propio Nash les explique a sus compañeros esta teoría en un bar, donde el diálogo contrapone la actitud individualista para lograr el éxito propugnada por Adam Smith y la aproximación de Nash: cuando todos los jugadores conocen la estrategia de los demás y cada uno de ellos adopta la mejor estrategia posible, se beneficia él y el grupo. Dice Nash/Russell Crowe: Para conseguir el mejor resultado, cada miembro del grupo debe hacer lo mejor para él mismo y para el grupo. Más allá de las licencias literarias de los guionistas y de alguna crítica por parte de economistas a cómo se explica la teoría del juego y la contraposición a la visión egoísta de Adam Smith, la propuesta parece interesante, sobre todo analizada en el contexto actual.
Al inicio de La economía del bien común, Christian Felber escribe:
Curiosamente, aunque los valores deberían ser la orientación esencial, las guías de nuestra vida, hoy en día en economía priman otros valores completamente diferentes a aquellos que son válidos en nuestras relaciones diarias con otras personas.
Felber, en un brevísimo capítulo titulado ¿Del egoísmo surge el bien común?, con los ojos puestos en la era post-2008 (no en la década de 1950, cuando Nash propuso su teoría), argumenta contra la idea de la competencia propugnada por Smith hace dos siglos, explicando que naturalmente estimula el rendimiento de las empresas, pero a costa de ocasionar daños extremadamente altos en la sociedad y las relaciones entre las personas. Escribe: Si las personas persiguen su propio beneficio como única meta y actúan unas contra otras, aprenden a ser más astutas que los demás y que ésta es la forma correcta y normal de actuar. Si con todo engañamos a los demás, entonces no nos estamos comportando como seres equivalentes. Estamos perdiendo nuestra dignidad.
No soy economista. No he leído a Adam Smith ni a John F. Nash. Sin embargo, algo está crujiendo en el mundo cada mañana cuando el sol se levanta y las bolsas abren. Que un 50% de las noticias sean económicas y un 30% o más hablen de fraudes, engaños, robos y otras felonías, no es normal. Alguien se pasó de frenada y es urgente que reconsideremos unas cuantas cosas.
Zondi se protegió del polvo con un aspaviento y los pequeños granos de arena se acomodaron entre los pliegues de su arrugada camisa de lino. ¿Cómo había vivido allí, todos aquellos malditos años antes? Sencillo: ignoraba que hubiera nada mejor.
Roger Smith, Diablos de polvo
No soy economista. No he leído a Adam Smith ni a John F. Nash. Sin embargo, algo está crujiendo en el mundo cada mañana cuando el sol se levanta y las bolsas abren. Que un 50% de las noticias sean económicas y un 30% o más hablen de fraudes, engaños, robos y otras felonías, no es normal. Alguien se pasó de frenada y es urgente que reconsideremos unas cuantas cosas.
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