La vacunación
generalizada contra la viruela comenzó a principios del año 1800,
después de los experimentos que hizo Edward Jenner con la viruela
vacuna, donde demostró que podía proteger a un niño contra la viruela si
lo infectaba con la linfa de una ampolla de la viruela vacuna. Sin
embargo, las ideas de Jenner eran novedosas para su época, y de
inmediato surgió la crítica pública, que se basaba en razonamientos
variados e incluía objeciones sanitarias, religiosas, científicas y
políticas.
La Ley de vacunación de 1853 ordenaba la vacunación
para bebés hasta de 3 meses de edad, y la Ley de 1867 amplió este
requisito a 14 años, agregando penalizaciones por rechazar la vacuna.
Las leyes tuvieron como resultado la resistencia de ciudadanos que
exigían el derecho a controlar sus cuerpos y los de sus hijos.
La
ciudad de Leicester fue un lugar particular de actividad en contra de
las vacunas, y sede de muchas agrupaciones en contra de la vacunación.
El periódico local describió los detalles de una demostración: “Se formó
una escolta, precedida por una pancarta, para escoltar a una joven
madre y dos hombres, quienes habían resuelto entregarse a la policía y
ser encarcelados antes de tener que vacunar a sus hijos... una gran
multitud estaba al tanto de los tres... les dieron tres efusivas
ovaciones, que se volvieron más vigorosas cuando cruzaron las puertas de
las celdas de la policía”.La demostración contra la vacunación de
Leicester, en marzo de 1885, fue una de las más notorias. Ahí, entre
80,000 y 100,000 opositores a las vacunas organizaron minuciosamente una
marcha completa que incluía pancartas, el ataúd de un niño y una efigie
de Jenner.
Dichas demostraciones, y la oposición general a las
vacunas, condujeron a la creación de una comisión designada para
estudiar la vacunación. En 1896, la comisión dictaminó que la vacunación
protegía contra la viruela, pero sugería eliminar las penalizaciones
por no vacunarse. La Ley de vacunación de 1898 eliminó las
penalizaciones, e incluyó una cláusula de “opositor consciente”, de tal
manera que los padres de familia que no creían en la seguridad o la
eficacia de la vacunación podían obtener un certificado de exención.
Hacia
el final del siglo XIX, los brotes de viruela en Estados Unidos
condujeron a campañas de vacunación, pero también a actividades
relacionadas en contra de las vacunas. En 1879 se fundó la Sociedad
Antivacunación de Estados Unidos, después de una visita que hiciera a
EE.UU. el británico William Tebb, quien objetaba la vacunación. Le
siguieron dos ligas más, la Liga contra la vacunación obligatoria de
Nueva Inglaterra (1882) y la Liga Antivacunación de la Ciudad de Nueva
York (1885). Los opositores estadounidenses libraron batallas en los
tribunales para derogar las leyes de vacunación en varios estados, como
California, Illinois y Wisconsin.
03 diciembre, 2015
La viruela y las ligas antivacunación en Inglaterra
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