11 mayo, 2013

Ni en los narcos se puede confiar

Resucitando un viejo post, esta vez la acompaño con una canción acorde. La despenalización del uso de drogas ilegales no es el tema de éste post, pero si un comienzo. En particular, creo, que la despenalización es imposible en las condiciones económico-financieras actuales, dónde parte de la economía "líquida" se nutre del lavado de dinero para recuperar esos dolares o euros. Hay cuestiones sanitarias, cómo así también mitos. De algunos hablaremos en su momento. Por ahora el tema que nos ocupa.


En realidad viene pasando desde hace varios años, la calidad de la "merca" (cocaína) es cada vez menor, tanto que un paciente, en broma ( o quizás no tanto ) , me dijo que quería quejarse ante defensa al consumidor. Esto sucede en la patagonia, en Buenos Aires, ya hace años que la calidad ha disminuido, a punto tal que muchas veces es mezclada con un poco de vidrio molido, de ese modo se lastima más fácilmente las mucosas nasales y la droga se absorbe mejor, aunque de todas maneras sigue "cortada", un término para decir que esta diluida con otras sustancias porque el negocio no sólo se da en clases altas, que reciben la mejor, sino en sectores humildes, aunque por cierto ahí, el precio es una limitante. Va un artículo de Clarín, con su visión de las cosas. Todas estas discusiones se siguen dando en las páginas policiales de los periódicos, y no en salud (en realidad esas secciones nunca hablan de salud, sino de enfermedades), y despenalizar su uso para fines personales (aunque sea difícil saber cual es ese límite), llevaría a dar respuestas desde otros lugares, y no tener cárceles llenas con simples consumidores, sobre todo sabiendo que no hay mejor lugar para aprender delincuencia que las propias cárceles. También admito que algo raro pasa con mi persona, ya que me siento discriminado, nunca en mi vida nadie me ofreció consumir ni comprar. Seguramente no doy con el target. Aunque suelo usar traje. No sé, cosas que pasan. Demasiado para pensarlo hoy.

Cocaína: es cada vez más fácil comprar para consumir

17/07/11
La calidad empeora según la zona y el precio. Dicen que es por el 
aumento de las “cocinas” de droga y el auge de los “delivery”.












Siempre hablando de cocaína, en lo que va del año, la Policía de Seguridad Aeroportuaria lleva secuestrados 435 kilos, la Federal 130 y la Gendarmería 1100. “Es obvio que internamente tenemos ámbitos importantes de consumo”, admitió en junio la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, luego de que la Prefectura confiscara 444 kilos en el interior de un velero en Puerto Madero. Poco tiempo antes, en marzo, el informe anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos había advertido que la Argentina es el segundo mercado más grande para la venta de cocaína en América del Sur, después de Brasil. Y la Iglesia también había emitido un alerta: a fines de junio, la Comisión Nacional de Pastoral sobre Drogadependencia advirtió que existe “una mayor disponibilidad de sustancias, que se pueden conseguir con facilidad”.
Pero, ¿repercute eso en la situación del consumo? ¿Esa evidente abundancia facilita el acceso de los consumidores a la droga? Ignacio O’Donnell, director del Centro de Atención Casa Flores, sociólogo y magister en Tratamiento de Adicciones, explica: “ Hoy es más fácil comprar cocaína por el crecimiento de los deliverys. Antes estaba muy limitado a ciertos barrios, pero hoy es más fácil acceder a la sustancia estés donde estés. La calidad depende del precio. Todo el tiempo atendemos consultas, aunque no lo refleje la estadística”.
Un equipo de Clarín recorrió diversos lugares de la noche porteña para chequear si esa facilidad es real o una percepción (ver aparte). A primera vista, surge que el consumo de cocaína atraviesa sectores sociales y que desde lo marginal barre con todos los estratos hasta los reductos vip, donde una bolsa de más o menos 10 líneas cotiza a 150 pesos promedio.   Mientras tanto, en los 183 Centros Provinciales de Atención a las Adicciones del gobierno bonaerense se atendieron en los primeros tres meses del año un 27 por ciento más de personas que en el mismo período de 2010: sólo 60 mil consultas entre enero, febrero y marzo. Además, unas 3.200 personas iniciaron tratamiento en un centro de la Red Preventiva Asistencial.
El otro problema es la calidad. Según los especialistas, cuanto peor es los riesgos crecen para el que consume y puede llevar, sin exagerar, a la muerte.
Alberto Trimboli, presidente de la Asociación Argentina de Salud Mental y coordinador del Servicio de Adicciones del Hospital Alvarez, explicó que “la calidad de las drogas empeora, ya que se utilizan distintas sustancias para estirarlas”. Según cuentan los pacientes en tratamiento, existe mucha facilidad para comprar. “No solo ya no es necesario ir a las villas, sino que los barrios tienen “kioscos”, los bares dealers y sin olvidar que el “delivery” hace que no haya necesidad de trasladarse para comprar”, explica.
El Observatorio de Políticas Públicas en Adicciones porteño realizó un estudio de comportamientos en la nocturnidad sobre 1000 jóvenes de entre 15 a 35 años.
El 14% consumió alguna vez cocaína.
En el Hospital Álvarez, los especialistas hablan de pacientes poliadictos. Reciben en promedio unas 60 personas por mes por consumo de sustancias psicoactivas, 50 por cocaína. Pero además la mayoría consume en forma frecuente pasta base, marihuana y psicofármacos. Todos toman alcohol.
Para Carlos Souza, director de la Fundación Aylen, “dentro del grupo de consumidores que atiendo, el porcentaje que utiliza cocaína como sustancia de preferencia ronda el 75%. En ese grupo hay una división por poder adquisitivo: los limitados económicamente consumen cocaína cortada comprada en villas, losadinerados compran a un dealer cocaína de alta pureza ”.
“La de más baja calidad se rebaja con antiinflamatorios o antimicóticos, bicarbonato, cafeína y anfetaminas. Se ha encontrado vidrio molido de tubos fluorescentes”, explicó Carlos Damin Jefe de la cátedra de Toxicología de la UBA. “Con la cocaína, se está dando un pequeño aumento los fines de semana. Gente de 31 a 40 años y de todos los niveles socioeconómicos. La calidad de la sustancia influye en el efecto del paciente, que es traído por el SAME o los amigos”, explica.
Según Trimboli el motivo de inicio es la curiosidad o ser aceptado por un grupo. Pero luego, dicen, para sentirse mejor. Es decir, una vez que la adicción existe, es necesaria para evitar el ‘bajón’.

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