17 julio, 2013

18 J




Fue a la hora que en Buenos Aires se abrian los comercios. Un estruendo seco, un silencio eterno, y el desconcierto. Para luego dar lugar a un concierto de sirenas, ambulancias, policias, bomberos. De miles yendo a unos escombros para salvar vidas. De vidas inocentes apagadas. Vidas argentinas, de judios y católicos, bolivianas, paraguayas. Dieciocho años sin encontrar la verdad. Una verdad que habia sido revelada 3 meses antes a la policia federal argentina en Rio de Janeiro, y que un ministro del interior, junto con otros complices de una colectividad traicionaron. Todos fuimos traidores.
No fue una bomba a los judios, fue un ataque directo a todo el pueblo argentino. Sin importar religiones. Si asi no lo pensamos, entonces nunca llegaremos a la verdad. A un Irán que es aún complice. A "mano de obra desocupada" que estaba muy ocupada actuando por dentro. A ellos nuestro recuerdo. A nosotros nos cabe seguir pidiendo la verdad, para que nunca más suceda. Justicia, justicia perseguiras........

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