11 julio, 2009

Sobre miedos y pronosticos

Fuente: La Nacion

Transmitir tranquilidad es el objetivo central del gobierno porteño. Por eso, Mauricio Macri se puso ayer al frente de la difusión de los últimos dos partes sanitarios sobre el paso de la epidemia de la gripe A por la Capital. Definió que fue superado el pico de los contagios y pidió que la gente vuelva a sus trabajos con normalidad.

"El pico pasó hace unos días. Invitamos a retomar la actividad normal, a cuidar nuestros empleos", dijo Macri.

Las autoridades porteñas se apoyan en la disminución de las consultas en los hospitales. Pero los especialistas que conocen bien lo que sucede epidemiológicamente en la ciudad son menos optimistas que el jefe del gobierno.

En conversaciones reservadas, los principales expertos sobre esta gripe indican que la baja en los casos se dio, fundamentalmente, entre los menores. Consideran que la suspensión de las clases es el motivo para esta meseta de contagios en los últimos días. Pero no quieren que la población baje la guardia.

Todavía hay más de 1500 internados en la ciudad y unos 200 en condición crítica.

El ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, indicó ayer que fueron confirmadas 13 muertes en la Capital, otros dos decesos muy probablemente sean ratificados en los próximos días como consecuencia de la gripe A, mientras que 22 fallecimientos más están en estudio.

El funcionario expresó que el 84 por ciento de las víctimas fatales tenían una patología adicional a la influenza.

Video: la ciudad, casi vacía por el asueto sanitario

Diferencias con 2008

"Seguimos siendo razonablemente optimistas; sigue bajando la demanda sobre el sistema de salud. El 67 por ciento de los pacientes provienen de la provincia de Buenos Aires y, pese a ese aumento de la demanda, estamos mejor que el año pasado, cuando no existía la gripe A", aseguró Macri.

Los expertos que estudian estos casos dan una explicación a esa situación: la gripe A reemplazó casi totalmente a la estacional. Y eso puede significar que se produzcan finalmente menos muertes por influenza que el año pasado, pero con la notable diferencia de que la gripe estacional provocaba decesos en las personas en sus últimos años de vida, mientras que la variante H1N1 mata a la población económicamente activa.

Ese cambio produce también un efecto psicológico, porque se acepta con más normalidad la muerte de una persona anciana que la de un joven.

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