Representantes con bata ( guardapolvo )
La práctica cada vez más
frecuente en sanidad de establecer incentivos para conseguir
determinadas metas puede afectar negativamente al quehacer profesional
del médico que, como principio, siempre deberá optar por la salud del
paciente y no por el objetivo económico marcado. Y, como colofón de su
comentario, el articulista aboga por una política clara de declaración
de intereses, para evitar dar la impresión de que el sanitario está al
servicio de una empresa.
En
el sector sanitario hay un cierto control de la publicidad, pero sin
exagerar. Al menos, por ahora, se prohíbe en la Unión Europea la
publicidad directa de medicamentos al público en general. Pero nada
prohíbe destacar problemas justamente cuando se introduce un nuevo
medicamento, como se hizo con la psoriasis, o como se ha hecho y hace
con la disfunción eréctil. Y poco hay respecto a los alimentos, que se
anuncian casi como medicamentos, pero sin ensayos clínicos que los
justifiquen. Otro sí, se habla de técnicas y tecnologías cuando conviene
a las industrias que crean las mismas. ¿Qué decir de "expertos" y
"sociedades científicas" que propagan novedades desde reuniones y
congresos íntegramente financiados por las industrias responsables de
tales novedades? Pero nada como los expertos y las sociedades
científicas que actúan en la práctica tipo delegados o representantes
comerciales, esos que van difundiendo conocimiento interesado de
conferencia en conferencia, de reunión en reunión y de fiesta en fiesta.
Son representantes de las industrias, por más que lleven bata.
Quién defiende a quién
En
principio el médico defiende al paciente de la enfermedad y del
sufrimiento. Es decir, el médico establece una "relación de agencia" con
el paciente. Dicha relación implica que el médico tome decisiones como
si fuera el propio paciente y éste tuviera los conocimientos del médico.
Lamentablemente,
en muchos casos el profesional sanitario tiene fortísimos conflictos de
intereses que tuercen su compromiso con el paciente y le llevan a
defender a otras "cabezas" (se supone que la "cabeza principal" es la
que se orienta al paciente, la cabeza que implica la relación de
agencia). Se ve muy claro con el ímpetu que ponen algunos médicos y
enfermeras para conseguir cumplir con los indicadores que dan acceso a
los incentivos monetarios. En el Reino Unido el establecimiento de un
complejo sistema de "logros" re-orientó toda la actividad del médico
general para su cumplimiento. Más del 90% de los médicos generales
británicos logró cumplir totalmente en el primer año de implantación del
nuevo panel de incentivos (pago por rendimiento, "pay for performance",
P4P). Si se paga por algo se consigue algo, incluso en contra de la
ética y la deontología. No hay más que ver en España el empeño de
algunos médicos y enfermeras por cumplir con los indicadores que se
premian con dinero. Se resume tal conducta en "dime cómo me medirás y
pagarás y te diré cómo me comportaré".
Los
médicos tienen compromisos varios, no sólo "dos cabezas" (una para el
paciente y su sufrimiento y otro para la organización y sus incentivos).
Ninguna "cabeza" más temible que la que se dedica a cumplir con los
intereses comerciales de las industrias, pues ensucia su bata blanca de
manera turbia. Los médicos con la "cabeza llena de intereses
comerciales" se convierten en representantes o delegados cuyo interés
básico es el aumento de las ventas por más que empleen la bata para
parecer clínicos y científicos.
Los peritos de las empresas aseguradoras
Cuando
hay un siniestro, especialmente si es importante, las empresas
aseguradoras cuentan con peritos que valoran el daño y dan curso a la
compensación del mismo. Dichos peritos tiene al menos dos "cabezas",
pues si saben hacerlo bien defienden al tiempo a la empresa aseguradora y
al asegurado.
Los
peritos descubren muchas veces que los asegurados han firmado sin leer
el contrato, especialmente la "letra pequeña". Y por ello hay cláusulas
que les sorprenden. Además, muy habitualmente el asegurado interpreta
erróneamente las cláusulas que están en "letra grande" y pretende
beneficios imposibles. Se dan también las situaciones contrarias, de
forma que un buen perito puede actuar casi como un "juez de paz" y
lograr soluciones que sean al tiempo beneficiosas para ambas partes.
Por
ejemplo, los peritos de las empresas aseguradoras de las cosechas en
agricultura tienen problemas peculiares. Casi siempre hay una franquicia
bien clara en la póliza, pero se suele ignorar y por ello duele cuando
limita la compensación de daños. En la cobertura por granizo no se
suelen asegurar rendimientos sino una compensación fija por hectárea (lo
que es perjudicial si la cosecha era excepcional, y beneficioso si era
mediocre). En la cobertura contra el viento para la cosecha de girasol,
sólo se incluyen los daños de las plantas bien enraizadas. Etc.
El
asegurado sabe, en todo caso, que el perito representa los intereses de
la empresa aseguradora, y no hay trampa ni cartón al respecto. El
perito no se pone una bata para parecer más técnico y científico. El
perito es honrado.
Médicos y sociedades científicas que son representantes con bata
Ahora
se exige que los médicos declaren sus conflictos de intereses, sus
compromisos previos y actuales con las industrias farmacéuticas,
tecnológicas, alimentarias y otras. Y a veces se cumple con tal
declaración, pero en muchos casos falta, o es meramente nominal, sin
cifras. Por ejemplo, suelen faltar en las páginas de las sociedades
científicas la lista de las industrias patrocinadoras y la cuantía de su
patrocinio. En muchas declaraciones de expertos suele faltar tal
declaración de intereses. Incluso en documentos de ministerios y
consejerías no es fácil encontrar declaraciones de conflictos de
intereses ni en cantidad ni en calidad.
A
veces las cantidades manejadas por estos representantes con bata son
increíbles, por excesivas. Tenemos los datos de Estados Unidos, donde es
obligatorio que las industrias farmacéuticas hagan relación de los
pagos, que en cuatro años pueden ser de más de dos mil millones de
dólares. Hay médicos que cobran más del medio millón de dólares por
estas actividades de charlas, asesoría y conferencias (no se declaran
pagos para viajes, comidas, investigación y otros). Se trata de
psiquiatras, anestesiólogos, reumatólogos y otros especialistas que caen
en la órbita sobre todo de Merck y Pfizer
Y no siempre están "limpios", pues muchas veces las conductas clínicas de estos representantes con bata dejan mucho que desear
Hay
que conseguir que los médicos y sociedades científicas hagan
declaraciones claras de intereses, incluyendo cantidades. Son
representantes con bata, y muchas veces la ensucian con sus intereses y
sesgos. Hoy defienden una vacuna, mañana otra. Hoy un analgésico, mañana
otro. Hoy un antidepresivo, mañana otro. Etc. Defienden lo que aumenta
las ventas, pero se pretenden clínicos y científicos.
No
se merecen la bata; tampoco el ser representantes. Se merecen el
rechazo social y profesional pues engañan a sabiendas. Se hacen pasar
por expertos y por sociedades científicas, pero son simples promotores
de ventas, agentes comerciales sin más.
Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es) es médico general y promotor del Equipo CESCA (www.equipocesca.org) mpf1945@gmail.com @JuanGrvas
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