05 junio, 2013

Mercantilización de la medicina


Representantes con bata ( guardapolvo )
La práctica cada vez más frecuente en sanidad de establecer incentivos para conseguir determinadas metas puede afectar negativamente al quehacer profesional del médico que, como principio, siempre deberá optar por la salud del paciente y no por el objetivo económico marcado. Y, como colofón de su comentario, el articulista aboga por una política clara de declaración de intereses, para evitar dar la impresión de que el sanitario está al servicio de una empresa.

Dicen que el buen paño en el arca se vende. Será verdad, como demuestran grandes emporios que apenas se anuncian, tipo Ferrari, Ikea, Rolls Rice y Zara. Han hecho ricos a sus creadores, venden lo que quieren constantemente y gastan poco dinero en propaganda. Pero en general, lo que no se anuncia se vende mal. De ahí la fuerza del sector de la publicidad. Para introducir un nuevo producto, o para incrementar las ventas de uno antiguo, la publicidad recurre a las pulsiones más profundas del humano, y al ingenio. La publicidad inteligente llega a ser interesante por sí misma.

En el sector sanitario hay un cierto control de la publicidad, pero sin exagerar. Al menos, por ahora, se prohíbe en la Unión Europea la publicidad directa de medicamentos al público en general. Pero nada prohíbe destacar problemas justamente cuando se introduce un nuevo medicamento, como se hizo con la psoriasis, o como se ha hecho y hace con la disfunción eréctil. Y poco hay respecto a los alimentos, que se anuncian casi como medicamentos, pero sin ensayos clínicos que los justifiquen. Otro sí, se habla de técnicas y tecnologías cuando conviene a las industrias que crean las mismas. ¿Qué decir de "expertos" y "sociedades científicas" que propagan novedades desde reuniones y congresos íntegramente financiados por las industrias responsables de tales novedades? Pero nada como los expertos y las sociedades científicas que actúan en la práctica tipo delegados o representantes comerciales, esos que van difundiendo conocimiento interesado de conferencia en conferencia, de reunión en reunión y de fiesta en fiesta. Son representantes de las industrias, por más que lleven bata.

Quién defiende a quién

En principio el médico defiende al paciente de la enfermedad y del sufrimiento. Es decir, el médico establece una "relación de agencia" con el paciente. Dicha relación implica que el médico tome decisiones como si fuera el propio paciente y éste tuviera los conocimientos del médico.

Lamentablemente, en muchos casos el profesional sanitario tiene fortísimos conflictos de intereses que tuercen su compromiso con el paciente y le llevan a defender a otras "cabezas" (se supone que la "cabeza principal" es la que se orienta al paciente, la cabeza que implica la relación de agencia). Se ve muy claro con el ímpetu que ponen algunos médicos y enfermeras para conseguir cumplir con los indicadores que dan acceso a los incentivos monetarios. En el Reino Unido el establecimiento de un complejo sistema de "logros" re-orientó toda la actividad del médico general para su cumplimiento. Más del 90% de los médicos generales británicos logró cumplir totalmente en el primer año de implantación del nuevo panel de incentivos (pago por rendimiento, "pay for performance", P4P). Si se paga por algo se consigue algo, incluso en contra de la ética y la deontología. No hay más que ver en España el empeño de algunos médicos y enfermeras por cumplir con los indicadores que se premian con dinero. Se resume tal conducta en "dime cómo me medirás y pagarás y te diré cómo me comportaré".

Los médicos tienen compromisos varios, no sólo "dos cabezas" (una para el paciente y su sufrimiento y otro para la organización y sus incentivos). Ninguna "cabeza" más temible que la que se dedica a cumplir con los intereses comerciales de las industrias, pues ensucia su bata blanca de manera turbia. Los médicos con la "cabeza llena de intereses comerciales" se convierten en representantes o delegados cuyo interés básico es el aumento de las ventas por más que empleen la bata para parecer clínicos y científicos.

Los peritos de las empresas aseguradoras


Cuando hay un siniestro, especialmente si es importante, las empresas aseguradoras cuentan con peritos que valoran el daño y dan curso a la compensación del mismo. Dichos peritos tiene al menos dos "cabezas", pues si saben hacerlo bien defienden al tiempo a la empresa aseguradora y al asegurado.

Los peritos descubren muchas veces que los asegurados han firmado sin leer el contrato, especialmente la "letra pequeña". Y por ello hay cláusulas que les sorprenden. Además, muy habitualmente el asegurado interpreta erróneamente las cláusulas que están en "letra grande" y pretende beneficios imposibles. Se dan también las situaciones contrarias, de forma que un buen perito puede actuar casi como un "juez de paz" y lograr soluciones que sean al tiempo beneficiosas para ambas partes.

Por ejemplo, los peritos de las empresas aseguradoras de las cosechas en agricultura tienen problemas peculiares. Casi siempre hay una franquicia bien clara en la póliza, pero se suele ignorar y por ello duele cuando limita la compensación de daños. En la cobertura por granizo no se suelen asegurar rendimientos sino una compensación fija por hectárea (lo que es perjudicial si la cosecha era excepcional, y beneficioso si era mediocre). En la cobertura contra el viento para la cosecha de girasol, sólo se incluyen los daños de las plantas bien enraizadas. Etc.

El asegurado sabe, en todo caso, que el perito representa los intereses de la empresa aseguradora, y no hay trampa ni cartón al respecto. El perito no se pone una bata para parecer más técnico y científico. El perito es honrado.

Médicos y sociedades científicas que son representantes con bata

Ahora se exige que los médicos declaren sus conflictos de intereses, sus compromisos previos y actuales con las industrias farmacéuticas, tecnológicas, alimentarias y otras. Y a veces se cumple con tal declaración, pero en muchos casos falta, o es meramente nominal, sin cifras. Por ejemplo, suelen faltar en las páginas de las sociedades científicas la lista de las industrias patrocinadoras y la cuantía de su patrocinio. En muchas declaraciones de expertos suele faltar tal declaración de intereses. Incluso en documentos de ministerios y consejerías no es fácil encontrar declaraciones de conflictos de intereses ni en cantidad ni en calidad.

A veces las cantidades manejadas por estos representantes con bata son increíbles, por excesivas. Tenemos los datos de Estados Unidos, donde es obligatorio que las industrias farmacéuticas hagan relación de los pagos, que en cuatro años pueden ser de más de dos mil millones de dólares. Hay médicos que cobran más del medio millón de dólares por estas actividades de charlas, asesoría y conferencias (no se declaran pagos para viajes, comidas, investigación y otros). Se trata de psiquiatras, anestesiólogos, reumatólogos y otros especialistas que caen en la órbita sobre todo de Merck y Pfizer

Y no siempre están "limpios", pues muchas veces las conductas clínicas de estos representantes con bata dejan mucho que desear

Juan GérvasHay que conseguir que los médicos y sociedades científicas hagan declaraciones claras de intereses, incluyendo cantidades. Son representantes con bata, y muchas veces la ensucian con sus intereses y sesgos. Hoy defienden una vacuna, mañana otra. Hoy un analgésico, mañana otro. Hoy un antidepresivo, mañana otro. Etc. Defienden lo que aumenta las ventas, pero se pretenden clínicos y científicos.

No se merecen la bata; tampoco el ser representantes. Se merecen el rechazo social y profesional pues engañan a sabiendas. Se hacen pasar por expertos y por sociedades científicas, pero son simples promotores de ventas, agentes comerciales sin más.

Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es) es médico general y promotor del Equipo CESCA (www.equipocesca.org) mpf1945@gmail.com @JuanGrvas
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